Estrés postraumático en los niños
El trastorno de estrés postraumático infantil es un problema psicológico que puede aparecer si el niño ha vivido alguna experiencia traumática de manera única o repetida en el tiempo. Un evento traumático puede causarle miedo, desamparo u horror exagerados, el temor permanente de sufrir una lesión o de morir.
El trastorno de estrés postraumático afecta a los niños de todas las edades. Si el trastorno de estrés postraumático no es tratado, puede generar problemas graves de ansiedad en la adolescencia y la edad adulta.
Existen cuatro tipos de síntomas básicos; la reexperimentación en los niños se expresa en recuerdos recurrentes e intensos, los que suelen ser una imagen asociada a un escaso vocabulario, juegos repetitivos y reactuación traumática. Son frecuentes las pesadillas en las que se repite el recuerdo o aspectos más o menos encubiertos de éste, tales como la muerte, monstruos y catástrofes. Además, los niños pueden presentar estados disociativos en los que repiten el suceso a través de ensoñaciones diurnas y conductas reactuadoras iguales o semejantes a aspectos de la situación traumática. No hay flash back. Presentan una intensificación de la sintomatología e hipersensibilidad frente a estímulos del medio que se asocian o simbolizan el trauma. La reexperimentación puede desarrollarse después de un período de latencia de meses o años.
En relación a los síntomas de evitación los esfuerzos del niño por evitar los pensamientos y sentimientos relacionados con el evento traumático tienden a manifestarse a través de la pérdida de habilidades recientemente adquiridas, regresiones, temor a la oscuridad, evitar conversar del suceso, eludir actividades en que aflore el recuerdo y una amnesia parcial o total, con alteraciones en la memoria y secuencia de los hechos.
El embotamiento afectivo o anestesia emocional se expresa en una disminución en los intereses, inhibición conductual, aislamiento, disminución de la capacidad para sentir emociones, y, especialmente, las asociadas a la intimidad o afectos positivos, así como sensación de un futuro desolador.
Los síntomas de hiper arousal se manifiestan en dificultades para conciliar el sueño y mantenerlo, hipervigilancia, fácil de la respuesta de sobresalto, irritabilidad, dificultades de concentración o para terminar una tarea.
A menudo se dan también cambios en relación al manejo de la agresividad. En los casos más leves se observa mayor irritabilidad o temor a perder el control y, en los más graves, explosiones impredecibles o incapacidad para expresar sentimientos de rabia.
El trastorno de estrés postraumático no desaparece sin tratamiento.
Vea trastorno por estrés postraumático en adultos para ampliar información.