Tartamudez o disfemia infantil
La tartamudez, disfemia, espasmofemia o disfluencia en el habla es un trastorno de la comunicación (no un trastorno del lenguaje) que se caracteriza por interrupciones involuntarias del habla que se acompañan de tensión muscular en cara y cuello, miedo y estrés. Estas manifestaciones son la expresión visible de la interacción de determinados factores orgánicos, psicológicos y sociales.
Los efectos psicológicos de la tartamudez pueden ser graves afectando el estado de ánimo de la persona de forma continua. Además, la tartamudez es una dificultad muy estigmatizada, donde continuamente se cuestiona la inteligencia y habilidad emocional de la persona que tartamudea, pues se cree que con calmarse o concentrarse más en lo que se dice se logrará hablar de forma fluida.
Sentimientos que son comunes, y muchas veces severos, en los niños que tartamudean son vergüenza, miedo, ansiedad, enojo y frustración. Una sensación de falta de control es común en quienes tartamudean, todo lo cual muchas veces es causa de depresión.
Comienza, de modo característico, entre el segundo y cuarto año de vida, aunque se suele confundir con las dificultades propias de la edad a la hora de hablar.
La terapia cognitivo-conductual, que combina ejercicios de relajación con técnicas de control del habla conscientes, ha mostrado su eficacia en el tratamiento de este problema.