Dificultades en el proceso de separación o divorcio
El divorcio es un proceso doloroso que comporta una gran inestabilidad emocional por lo que requiere consejo y acompañamiento. A menudo, durante la fase previa a la separación, se da una situación continuada de malestar con la pareja en la que ambas partes se sientes culpables de lo que sucede pero a la vez sienten ira y agresividad. Es una fase dolorosa que conlleva sentimientos de culpa, hostilidad y de auto recriminación.
En el proceso de separación, los individuos padecen un duelo enmascarado puesto que tienen que empezar a aceptar que han perdido algo que ha sido significativo para ellos hasta ese momento. Es importante poder asumir el inicio de una nueva vida. En dicho proceso intervienen aspectos que generan estrés y ansiedad como son los aspectos legales y económicos que hay que abordar, las nuevas responsabilidades, las relaciones con personas e instituciones externas y todos aquellos aspectos psicológicos relacionados con la necesidad de recuperar la autonomía personal. Posteriormente, se produce la adaptación de todos los miembros a la nueva situación familiar.
La adaptación exitosa a esta nueva situación dependerá de los sentimientos que tenga la persona hacia sí mismo, hacia el compañero y hacia la forma de manejar el divorcio, del tipo de relación que tengan con familiares y amigos y la manera en cómo se abordan los temas prácticos.
Algunas de las reacciones más comunes y conflictivas ante una situación de divorcio pueden ser
- Enfado, hostilidad y agresiones verbales
- Resentimiento acentuado por el aumento del interés de la pareja en otras relaciones y en detrimento de la propia
- Deseos de venganza mediante la obstaculización del proceso de divorcio, el uso de los hijos como vehículo, la revelación de intimidades a otras personas, etc
- Continuidad del apego hacia la ex pareja, acompañados de sentimientos de angustia, tristeza y soledad
- Problemas atencionales, tensión, miedos repentinos, insomnio, pérdida del apetito, depresión, etc
- Disminución de la autoestima debido a la sensación de fracaso
- Disminución del concepto de identidad personal
- Repercusión del divorcio sobre los hijos. Los hijos tendrán que conocer la realidad de la ruptura matrimonial presentándolo como un hecho triste pero racional, desligarse del conflicto paterno y reanudar las costumbres y actividades cotidianas, afrontando los sentimientos de pérdida y rechazo, dejando de culpar a los progenitores y a sí mismos, aceptando la permanencia del divorcio y renunciando a la fantasía de la reconciliación
A pesar de la intensidad del dolor que puede sufrir uno de los miembros de la pareja que se rompe o ambos, si puede abordarse desde la terapia el proceso de manera adecuada, el dolor puede superarse y fortalecer la capacidad relacional de los miembros de la pareja rota.