Hipocondria

El cuidado de nuestro cuerpo y las preocupaciones razonables por la salud son conductas adecuadas, sirven para prevenir diferentes enfermedades. Y, desde luego, cuando se padece realmente una enfermedad, son aún más necesarias, siempre y cuando sean proporcionadas a la enfermedad padecida.

Lo que ocurre en la hipocondría es que la persona experimenta una intensa preocupación por padecer enfermedades que o no se tienen, o que, teniéndolas, no justifican semejante preocupación. Las preocupaciones comienzan a partir de pequeñas sensaciones físicas, vagas e imprecisas. Esta inmensa preocupación genera mucha angustia y suele llevar al descuido de diferentes actividades que la persona antes realizaba con normalidad. Las personas con hipocondría están preocupadas por su salud física y tienen un miedo irreal de tener una enfermedad grave.

La forma en la que las personas con hipocondría piensan acerca de sus síntomas físicos puede hacerlos más propensos a padecer esta afección. A medida que ellos se enfocan y se preocupan por las sensaciones físicas, comienza un ciclo de síntomas y preocupación, el cual puede ser difícil de detener. Es importante darse cuenta que las personas con hipocondría no crean estos síntomas intencionalmente, sino que tienen serias dificultades a la hora de controlar los síntomas.

Las personas con hipocondría son incapaces de controlar sus miedos y preocupaciones. Con frecuencia creen que cualquier síntoma o sensación es un signo de una enfermedad seria. Tienden a buscan el consuelo de la familia, los amigos o los médicos de manera regular. Se sienten bien a lo sumo durante un tiempo corto y luego empiezan a preocuparse por los mismos síntomas o por síntomas nuevos. En ocasiones, el entorno empieza a minimizar el problema o a irritarse, lo cual puede angustiar aún más a la persona.

Encontrar un profesional en salud mental con experiencia en el tratamiento de este trastorno con psicoterapia es fundamental en su recuperación. La terapia cognitivo-conductual, puede ayudar a manejar el dolor y a restablecer el funcionamiento de la persona a umbrales más adaptativos. Durante la terapia, la persona con hipocondría aprende a reconocer lo que parece empeorar los síntomas, a desarrollar métodos para manejarlos y a emplear estrategias de manejo eficaces.

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