Conductas adictivas
Se conocen como conductas adictivas aquellas conductas inicialmente placenteras que terminan siendo adictivas y generando una patrón en el que terminan realizándose por el alivio del malestar que produce su abstinencia.
No se puede establecer una clasificación cerrada de este tipo de adicciones. Sin embargo, desde una perspectiva clínica, ciertas conductas como el juego patológico, la hipersexualidad, la adicción a la comida, la dependencia de las compras, el ejercicio físico excesivo o vigorexia, el abuso de internet, el trabajo excesivo o workalcoholism, tomar el sol o tanorexia, consumir comida rápida, etc., pueden considerarse como conductas adictivas.
Las conductas adictivas, como las adicciones a sustancias, generan cambios bioquímicos en nuestros cerebros. La persona con un problema de adicción a cierta conducta desarrolla una fuerte dependencia psicológica hacia ellas, actuando de forma compulsiva y perdiendo interés por otras actividades que anteriormente habían sido gratificantes, sin ser capaz de controlarse a pesar de las consecuencias negativas que generan.
El problema de este tipo de adicciones no es tanto la conducta en sí misma, sino el tipo de relación que la persona establece con esa conducta. En todas ellas el aspecto definitorio fundamental no es tanto la frecuencia con que se realizan –que, por otra parte, es habitualmente alta-, sino la pérdida de control por parte del sujeto y el establecimiento de una relación de dependencia.
Cualquier actividad normal percibida como placentera es susceptible de convertirse en una conducta adictiva. Lo que define a esta última es que la persona pierde el control cuando desarrolla una actividad determinada y que continúa con ella a pesar de las consecuencias adversas, así como que adquiere una dependencia cada vez mayor de esa conducta. De este modo, el comportamiento está desencadenado por un sentimiento que puede ir desde un deseo moderado hasta una obsesión intensa y es capaz de generar síndrome de abstinencia si se deja de practicarlo. Por ello, la persona llega a perder interés por otro tipo de conductas que anteriormente le resultaban satisfactorias.
Los síntomas observados en estas conductas son básicamente similares a los generados por las drogodependencias. Estar enganchado a la red, por ejemplo, puede actuar como un estimulante que produce cambios fisiológicos en el cerebro. Para algunas personas el abuso de internet es tal que su privación puede causarles síntomas de abstinencia, como, por ejemplo, sintomatología depresiva, irritabilidad, inquietud psicomotora, deterioro en la concentración y trastornos del sueño
Algunas de las consecuencias negativas de las diferentes adicciones psicológicas son:
- Alteraciones cognitivas: Pensamientos distorsionados, pensamiento mágico, obsesiones, etc.
- Alteraciones fisiológicas: Estrés, ansiedad, malestar físico general.
- Alteraciones emocionales: Cambios de humor, irritabilidad, agresividad, baja autoestima, sentimientos de culpa, vergüenza, etc.
- Entorno familiar y de pareja: Desatención familiar, falta de comunicación, alteraciones en la sexualidad, etc.
- Entorno laboral y/o escolar: Bajo rendimiento, desmotivación, faltas en el trabajo/estudios, etc. Todo ello puede provocar la pérdida del trabajo y el fracaso escolar
- Entorno social: Desatención de las amistades, disminución de las actividades de ocio, pérdida de relaciones significativas
Muchas de estas adicciones pueden desembocar en otros trastornos y enfermedades: depresión, problemas cardiovasculares, etc… Además estas conductas adictivas frecuentemente conllevan problemas económicos.
El tratamiento psicológico es diferente para cada tipo de adicción, pero el objetivo planteado es devolver a la persona a un estado de control sobre la conducta adictiva y la prevención de recaídas.