Conductas agresivas y control de la ira en niños
Una de las grandes dificultades de los padres es saber cómo tratar la conducta agresiva de sus hijos ya que, a menudo, nos enfrentamos a la desobediencia y a la rebeldía de los hijos. La agresividad es un trastorno que, en exceso, y si no se trata en la infancia, probablemente originará problemas en el futuro, y se plasmará en forma de fracaso escolar, falta de habilidades sociales y dificultades de adaptación.
Cuando se habla de agresividad, se está hablando de hacer daño, físico o psíquico, a una otra persona. De una acción intencionada manifestada a través de patadas, arañazos, gritos, empujones, palabrotas, mordidas, tirones del pelo a otra persona. Este comportamiento es relativamente común y, a menudo, aparece cuando el niño cumple un año. Es una oportunidad para enseñar al niño a canalizar su enfado de manera adaptativa sin penalizarle por sentirlo.
En la adolescencia, es muy común sentirse abrumado por la intensidad de los sentimientos o opiniones, Pero cuando se tratan de sentimientos negativos, es muy importante saber manejarlos. Se puede saber el adolescente tiene un problema para controlar la ira o la rabia si:
- Tenemos la sensación casi permanentemente de necesita tener la razón y se siente muy molesto e irritado con todos aquellos que no lo ven así
- Se enfada con cada inconveniente, con todo lo que le molesta o se interpone en el camino de lo que quiere hacer
- Se comporta con agresividad o violencia, grita, despotrica, da golpes o empujones o desea venganza
- Le lleva mucho tiempo recuperarse después de que el evento haya pasado; la ira normal es una respuesta emocional temporal a un constante estímulo desestabilizador
- Cosas que no solían molestarle se vuelven de repente problemas importantes, dignas de una discusión; esto se aplica a los momentos en los que no hay realmente motivo para la ira, por ejemplo, cuando alguien tarda demasiado en el baño