Dificultades psicológicas relacionadas con el abuso sexual
El abuso sexual se da ante cualquier actividad sexual entre dos o más personas sin consentimiento de una de ellas. El abuso sexual puede producirse entre adultos, por parte de un adulto a un menor o incluso entre menores. Incluye cualquier tipo de penetración de órganos genitales en contra de la voluntad, o aprovechando una posición de poder, juegos de seducción o incapacidad de comprender o defenderse de la víctima. También se incluye el inducir u obligar a tocar los órganos genitales del abusador. Igualmente incluye cualquier acción que incite a escuchar o presenciar contenido sexual impropio.
Lo que define el abuso es la asimetría entre los implicados en la relación y la presencia de coacción -explícita o implícita-.
El alcance del impacto psicológico va a depender del grado de culpabilización de la víctima, así como de las estrategias de afrontamiento de que disponga. Desde el punto de vista del trauma en sí mismo, lo que predice una peor evolución a largo plazo es la presencia de sucesos traumáticos diversos en la víctima, la frecuencia y la duración de los abusos, la posible existencia de una violación y la vinculación familiar con el agresor, así como las consecuencias negativas derivadas de la revelación del abuso.
El apoyo psicológico, bien en el momento de la ocurrencia del suceso, bien posteriormente de cara a resolver las posibles secuelas, puede llegar a ser fundamental para integrar las vivencias ocurridas y devolver a las personas que han sufrido este tipo de situaciones un bienestar psicosocial.