El proceso autodestructivo de los celos patológicos

Los celos son un proceso emocional complejo resultado de la interacción de un conjunto de emociones de distinto signo, por un lado las tradicionalmente señaladas como negativas (miedo, hostilidad-ira, tristeza) y por el otro de las señaladas como positivas (amor, cariño). Así que los celos, como el resto de las emociones (Palmero y Fernández-Abascal, 1998), son un proceso que se activa cuando la persona o su organismo detecta algún peligro o amenaza para su equilibrio o integridad, e implican una serie de respuestas más o menos intensas que tienen como objetivo preparar al organismo para enfrentarse a una situación significativa para él. Estas respuestas o procesos emocionales, como toda conducta, se compone de tres dimensiones: una cognitiva, subjetiva, experiencial; otra neuroquímica, fisiológica; y una tercera expresiva, motora. Como en el resto de las emociones, los celos cumplen una función útil y adaptativa al servicio del individuo y de la especie. En el ser humano, los celos están implicados en multitud de funciones, entre las que cabe señalar las siguientes: favorecer la estabilidad de la pareja y de la reproducción, controlar en cierta medida la promiscuidad, crear un ambiente propicio para la crianza y cuidado de los niños, afianzar la cohesión social, garantizar los procesos adaptativos, etc.

No obstante es fundamental entender cómo un proceso emocional adaptativo para el individuo y para la especie, puede llegar a convertirse en un proceso desadaptativo con resultados negativos tanto para el uno como para la otra. En el caso de los celos, los resultados negativos pueden ser nefastos para la salud física, psicológica y social, también para la integridad corporal tanto de la persona celosa como de su víctima.

Se considera que los celos surgen cuando uno de los miembros de la pareja percibe que una situación o persona supone un rival o una amenaza para la relación. Al percibirse dicha amenaza, aparece un estado emocional en el que la persona puede experimentar simultáneamente un conjunto de emociones sentidas como aturdimiento y confusión y, a partir de entonces interpretar subjetivamente la situación en la que se da, para después etiquetar y atribuir lo que se está sintiendo en función de lo aprendido en sociedad y que llamamos celos. Así, de la interacción de la experiencia emocional, del contexto sociocultural y de la valoración cognitiva de la situación como amenaza para una relación percibida como importante, emerge el proceso emocional celotípico.

Para que aparezcan los celos son necesarios tres factores: las amenazas, tanto las que emergen de las situaciones como de los posibles rivales, entendidas como pérdida de la atención esperada en la pareja y el efecto que esta percepción tiene sobre la autoestima del celoso (necesidad de sentirse necesitado), que el sujeto perciba que una determinada conducta de su pareja entra en conflicto con su definición de la relación; y que el celoso valore positivamente la relación de pareja.

Como en muchos otros fenómenos psicológicos, la problematicidad de los celos resulta cuestión de grado. Los celos infantiles no son patológicos y desaparecen con la edad; en cambio, los celos sexuales, siempre mal aceptados, pueden constituirse en un problema psicológico de considerable magnitud.
En definitiva, un rasgo esencial para determinar una patología de los celos radica en la ausencia de una causa real de los mismos, la intensidad desaforada de la reacción emocional y, por ende, el gran sufrimiento personal derivado de ellos y la notable interferencia en la vida cotidiana.

El tratamiento psicológico de los celos en Cristina Blanco Psicóloga ha resultado ser muy eficaz para ayudar a nuestros clientes a controlar el nivel de angustia experimentado, a distinguir entre los pensamientos adaptativos y los que generan dificultades emocionales y de relación, a implementar repertorios de conductas favorecedoras de autoestima y eliminar conductas que refuerzan los patrones obsesivos o de angustia, así como a desensibilizar la respuesta emocional que la persona celosa experimenta ante las distintas situaciones desencadenantes de la respuesta problema. El tratamiento para esto puede darse con altas tasas de efectividad tanto a nivel individual como de Terapia de Pareja.
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