Miedos y fobias en los niños

Los miedos infantiles son inevitables y siempre habrá niños más impresionables que otros, pero la mayoría de ellos suele superar sus temores de forma natural. Es normal que los niños sientan miedos y que estos cambien con la edad, pues evolucionan desde los temores más físicos a los más interpersonales. Durante la niñez y la adolescencia existe mayor vulnerabilidad al miedo y en consecuencia al desarrollo de fobias. Las fobias infantiles son algo para preocuparse únicamente cuando interfieren en la vida cotidiana de los niños.

Las fobias se caracterizan por ser miedos irracionales, extremos e incontrolables que se desencadenan ante un estímulo determinado. Un niño que sufre de una fobia, ante el contacto real o incluso la anticipación de encontrarse con aquello que le produce el temor, experimenta síntomas físicos tales como palpitaciones, temblores, náuseas, etc. Los niños más pequeños viven la exposición al objeto o a la circunstancia temidos como auténticas amenazas y peligros.

Las fobias a los animales que encontramos en los adultos se generan casi en su totalidad en la niñez, normalmente antes de los 5 ó 6 años. Los miedos/fobias del tipo sangre-inyección-herida suelen aparecer antes de los 7 años y mantenerse con el paso de los años.

Los miedos a la separación, los extraños, los animales y la oscuridad son más bien característicos de la niñez. Los relativos a la evaluación social (fobia social, miedo a hablar en público, a la crítica, ansiedad ante exámenes o de rendimiento, etc.) son más propios de la preadolescencia y adolescencia. Los miedos relacionados con el daño y peligros físicos (no poder respirar, quemarse, un accidente de coche, una guerra...) suelen darse tanto en niños como en adolescentes.

Vea miedos y fobias en adultos para mayor información

Psicología infantil Salamanca
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