Dermatilomanía

La mayoría de los afectados por la dermatilomanía se siente incapaz de dejar de pellizcarse debido a la sensación de alivio del estrés que sienten al hacerlo. Las personas con dermatilomanía pueden pasarse horas frente al espejo examinando cada detalle de su rostro u otras zonas del cuerpo con el objetivo de encontrar la más mínima irregularidad y corregirla. A menudo, el deseo es tal que dañan su propia piel y aunque sienten el dolor no son capaces de parar. El rostro suele ser el principal objetivo de este maltrato aunque se podría elegir cualquier parte del cuerpo. En general suele ocurrir en momentos de mucho estrés debido a que pellizcarse les aporta tranquilidad y alivio, tiene un efecto calmante en el sistema nervioso y reduce los niveles de estimulación. También puede darse este hábito en los momentos de aburrimiento o inactividad ya que supone al afectado mantenerse alerta.

Este problema del control de impulsos puede volverse bastante serio debido a que las personas que la sufren en ocasiones experimentan sangrado, moratones, infecciones, cicatrización o incluso daño permanente.

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